Hoy te traigo una entrevista que me hizo Nieves, una alumna de último año de Publicidady Relaciones Públicas para su trabajo de fin de grado. En ella hablamos sobre cómo está el campo de la nutrición y la industria alimentaria hoy en día. Es muy interesante ya que quizás, como comentamos más adelante, no eres consciente de cómo a veces la publicidad de ciertos alimentos puede llegar a camuflar sus propiedades cuánto menos dudosas.
Sin entretenerte más, ¡vamos con la entrevista!
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¿Cómo definirías tú una dieta saludable?
Lo primero es señalar que para mí no existe ninguna dieta perfecta. Basándonos en esto, una alimentación será saludable si la persona es capaz de llevarla a cabo y se siente cómoda comiendo esos alimentos.
Teniendo esto en cuenta, es importante añadir alimentos de calidad en cada comida que hagamos al día (que no tienen por qué ser 5, sino las veces que mejor se ajusten a nuestros horario, hambre y estilo de vida) La base de una buena alimentación deben ser los vegetales y la proteína, intentando meterlos en todas las comidas del día. Con vegetales me refiero a frutas y verduras sobre todo; y con proteínas a carne, pescado, huevo, lácteos o legumbres. También deberemos añadir alimentos que nos proporcionen grasas de calidad como aguacate, frutos secos o aceite de oliva. Con el grupo que más hay que es directamente proporcional a la actividad física que hagamos durante el día son los hidratos de carbono. Alimentos ricos en estos últimos pueden ser arroz, pasta, pan, patata, quinoa, legumbres…
Una herramienta que suelo utilizar en consulta y que me parece brutal para la educación nutricional es el “plato de harvard” o el “método del plato”
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Por tu experiencia como nutricionista y dietista, ¿crees que la población sigue, en general, una dieta equilibrada?
Por mi experiencia en consulta te diría que por norma general no. También veo que depende bastante del nivel educativo o socioeconómico de la persona, cuanto peor es este, peor suele ser la alimentación.
En lo que más fallamos es en la falta de vegetales en las comidas (sobre todo de verduras) y el desayuno de los españoles me parece pésimo. Suele ser bajo en proteína y fibra, justo los dos aspectos más importantes que debería tener el desayuno (si es que decidimos hacerlo, que no es obligatorio ni la comida más importante del día).
Como apunte extra, otro fallo que suelo ver muy a menudo es la falta de planificación u organización de un menú semanal. Esto nos facilitaría mucho las cosas.
- ¿Cómo crees que han cambiado las creencias sobre alimentación en España en los últimos años?
Ha cambiado bastante pero aún no es suficiente. Es decir, veo que la gente se empieza a interesar más por lo que come o por su composición corporal. Pero por otra parte, no creo que haya una correcta educación nutricional por parte de las autoridades, siendo este un aspecto fundamental en el estado de salud de la ciudadanía.
- ¿Crees que la gente dispone de información suficiente para elegir alimentos saludables
Retomando mi respuesta anterior, sí creo que haya buena información, por ejemplo, en las redes sociales en cuanto a qué productos son más aconsejables que otros. Pero el hándicap es que hay que saber filtrar muy bien las cuentas y no toda la gente está capacitada para hacerlo.
Por eso, medidas como el semáforo nutricional (bien planteado) y elaborado sin conflictos de intereses, son una opción muy simple y visual para que gente de a pie sin ningún conocimiento en nutrición sepa qué productos elegir. En otros países se ha implantado con muy buenos resultados.
- ¿Qué piensas de términos como «sin azúcar», «light», «sin conservantes»… que vemos a menudo en los envases de productos supuestamente saludables?
Que son demandas que hace la gente porque piensan que así un alimento es más saludable. Entonces la industria se aprovecha de ello y lo pone en la portada de sus etiquetas.
Pero no más lejos de la realidad, estas cualidades no son sinónimo de que ese alimento o producto sea saludable. De hecho, para leer bien una etiqueta hay que irse directamente a los ingredientes. Ver que no haya más de 5-7, que no haya harinas refinadas, azúcar añadido (palabras como jarabe de glucosa, fructosa, dextrosa, maltodrextina, panela… son sinónimos de azúcar) o aceite de girasol.
- ¿Crees que la gente presta más atención al etiquetado y a los ingredientes ahora?
Por supuesto. De hecho, si no la industria no se estaría poniendo las pilas en ese sentido. Hay una mayor demanda de productos con etiquetados y listas de ingredientes saludables.
Además, también han aparecido aplicaciones con lectores de códigos de barras que están teniendo mucho éxito. Aunque me parecen una herramienta más y aconsejaría ser un poco críticos y flexibles con el tema de las etiquetas. Lo digo porque un mismo producto puede ser “poco apto” para una persona y “apto para otra”
Ej: zumo de naranja comercial; persona con sobrepeso (no apto), deportista (apto)
- Dispones de un perfil de Instagram con 14’3 mil seguidores, en el que hablas de nutrición y alimentación saludable. ¿Por qué comenzaste a compartir tus conocimientos y opiniones sobre el tema en redes sociales?
Decidí abrirlo junto a un compañero de carrera hace dos años porque nos llamaba la atención todo el tema de la divulgación en nuestro ámbito. Además es una manera de estar actualizado y de interesarte por la última evidencia para dar información de calidad.
Otro aspecto que nos ha dado muchas tablas es el de la consulta presencial, esto nos permite trasladar los problemas más comunes que vemos día a día a las redes sociales e intentar aconsejar cómo gestionarlos.
- Como profesional de la nutrición, ¿confías en la información científica que difunden las instituciones sobre alimentación? ¿Crees que es fiable y que vela por nuestros intereses?
Aquí volvemos a lo mismo, hay de todo. El problema, como dije antes, es que hay que saber filtrar muy bien la información y ser críticos. Claro, esto para alguien que se dedica a ello es fácil la mayoría de las veces. Pero para una persona que no tiene ni idea es más complicado.
Aquí aconsejaría también el ser críticos ya que hemos visto gestos de instituciones un poco dudosos. Por ejemplo, unas galletas infantiles muy famosas, cuyos ingredientes son pésimos, estaban avaladas por la asociación española de pediatría o del corazón.
- ¿Hasta qué punto crees que afectan a la alimentación de la población las campañas de las grandes empresas de la industria alimentaria (que principalmente producen alimentos ultra procesados)?
Afecta exageradamente. Estamos todo el día siendo bombardeados por anuncios o mensajes que nos incitan a comer, tanto en rrss como en televisión. Forma parte de nuestro entorno por lo tanto y hemos visto en muchos estudios que este es parte decisiva en cuanto a los hábitos alimentarios de la persona.
Hay mucha polémica en este aspecto ya que se pide que la publicidad de este tipo de productos sea regulada por las instituciones. Un ejemplo es el uso de dibujos animados infantiles en productos de esta índole.
- ¿Crees que la gente es consciente de cuánto condicionan su alimentación éstas campañas?
En absoluto. Al fin y al cabo el ser humano depende mucho de sus creencias y estas son muy difíciles de cambiar. Por lo tanto, si desde pequeños nos han enseñado anuncios de que hay que desayunar leche con colacao y galletas es lo que vas a hacer hasta que alguien no te haga replantearte la situación. Que es lo que está pasando ahora con la presencia del dietista-nutricionista tanto en redes sociales como en otros medios.
- ¿Qué piensas de las empresas de alimentos ultra procesados? ¿Crees que actúan de forma ética? ¿Qué te parecen sus campañas de publicidad y sus métodos de persuasión?
Siendo realista, las empresas son lo que son, una asociación con ánimo de lucro que su principal objetivo es que salgan las cuentas. Por eso, no creo que tengan toda la culpa, ellos hacen su trabajo. Podríamos entrar en el debate de si hay campañas más o menos éticas. Por ejemplo, el mensaje de que el desayuno es la comida más importante del día probablemente venga de esta industria. Te crean esa necesidad o juegan con el miedo de que tu hijo se vaya al cole sin desayunar… cuando esto no es así.
Pero yo creo que si la población estuviese bien informada de lo que se debe o no comer y con cuánta frecuencia, nos daría un poco más igual las campañas de publicidad. Por eso, la principal responsabilidad, en mi opinión recae sobre el gobierno y en su capacidad para mejorar la educación nutricional de la población metiendo a nutricionistas en la educación y sanidad pública.
- ¿Cuáles de éstas técnicas crees que tienen mayor impacto y convencen más a los consumidores?*
Pues justo las que he comentado antes, las que juegan con los sentimientos de las personas. Miedo porque tú hijo no desayune (galletas o cereales refinados) o coma pescado (palitos de merluza congelados) en algunos casos o felicidad o recompensa en forma de comida en otros (coca-cola, pizzas, hamburguesas…)
- ¿Alguna vez, antes de disponer de los conocimientos que posees ahora, te sentiste manipulado como cliente por la industria alimentaria?
Totalmente. Considero que en mi casa hemos tenido una buena educación nutricional pero aún así, claro que había cosas que daba por sentadas, como el desayuno que había que hacer.
- ¿Por qué te interesaste en el realfooding y la comida real?
El “realfooding” es un movimiento que ha funcionado muy bien por la simplicidad de su mensaje. Come comida real y evita ultraprocesados. También por la forma de comunicarlo que tuvo Carlos aquí en España.
Simplemente con esta pauta, la alimentación de un porcentaje alto de la población mejora. Pero habría que matizar varios aspectos.
Yo soy partidario de ser un poco más flexible con la alimentación. Es decir, resaltaría mucho lo que también se introdujo en el realfooding de la regla del 80/20. Esto explica que no pasa nada porque el 20% de nuestra alimentación este compuesta por alimentos NO REALES, siendo conscientes de lo que comemos en todo momento y valorando el contexto.
Digo esto porque ser muy extremista con la alimentación y no comer ningún alimento procesado por miedo a enfermar o algo por el estilo, puede derivar en problemas como trastornos de la conducta alimentaria.
También quería resaltar que por muy realfooding que sea tu alimentación, si no haces ejercicio, no eres una persona saludable.
- ¿Cuál crees que es el futuro de la alimentación?
Soy muy optimista en este sentido. Creo que el interés por una alimentación saludable va en aumento y nuestra profesión igual. Ya no es raro ver a nutricionistas en centros de salud o clínicas.
Por desgracia, aún apenas estamos en la sanidad pública, lo cual hace que recurrir a nuestros servicios en algunos casos, sea más difícil. Lo digo sobre todo porque muchas personas no tienen un nivel socioeconómico suficiente como para permitírselo, lo que contrasta con lo que dije antes, existen peores cifras de sobrepeso u obesidad y malos hábitos alimentarios en personas con un nivel adquisitivo bajo.
Pero tengo la esperanza de que, como en algunas comunidades se está haciendo ya, haya dietistas-nutricionistas en los hospitales de toda España para solucionar este problema.
Hasta aquí la entrevista. Espero que te haya gustado y que puedas sacar algunas conclusiones de cómo está el panorama de la nutrición hoy en día desde mi punto de vista. Si tienes algún comentario o quieres darme tu opinión, no dudes en contactar conmigo.
Un saludo.
Felipe.